Vale que quizá este pontífice romano de la época de Constantino nunca se calzó unas zapatillas con talón reforzado, tecnología GEL y entresuela EVA para recorrer la Vía Sacra, pero el hecho de fallecer el 31 de diciembre, día en que a los runners nos gusta despedir el año corriendo (que en realidad es lo que hacemos todo el año, por lo que muy original no es que sea, no) ha convertido al bueno de Silvestre en todo un influencer, venerado por runners de todo el mundo diecisiete siglos después.
Aunque lo cierto es que no todas estas carreritas cortas de fin de año se celebran el mismo día. De hecho mi participación en ellas comenzó en esta ocasión el sábado día 28 en Ruecas, en una carrera de tres vueltas sobre un circuito de 2 km. de perfil llano y, por tanto, bastante rápida, en la que, acompañado de Anzony (que se marcó un duatlón en toda regla), cerré el evento con un tiempo total de 32:07.
Al siguiente día y todavía con la copiosa cena navideña del club a medio digerir iba a correr en casa. Exitazo de participación en la sansilvestre botonera en la que el C.A. Miajadas volvió a tener gran presencia y en la que puedo decir con orgullo que todos los miembros de la familia Mateos Méndez completamos los 3 kilómetros y pico (alguno sobre cuatro ruedas, eso sí).
Y, para acabar, el día 31 participé en la más importante sansilvestre de la zona: la vigésima edición de la dombenitense, cita obligada para el club en la que compartí 5,5 km. con Lorena logrando, pese a los habituales atascos de salida, un tiempo oficial de 28:20.
Y con los Barruecos en el horizonte solo me queda despedirme y desearos salud y kilómetros para 2020.
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