viernes, 8 de diciembre de 2017

Back in Yellow






Aunque la idea era vestir "la amarilla" en la Media Maratón de Trujillo del pasado día 12 de noviembre, un gripazo de magnitud 6 en la escala de Richter lo impidió. Así que hubo de ser otro lugar de romanos orígenes el de mi bautismo de fuego.









Se trataba de la "IX Media Maratón Condado de Medellín", a la que la gélida mañana del día 3 de diciembre nos fuimos varios de los adultos del C.A. Miajadas (Adolfo Santos, Alberto Masa, Juan Fco. Santos y yo), algunos tomates (Andi Hamedani, Clemente Franco y Alfonso González), algún independiente ilustre (Roberto Cantero) y un variopinto grupo de niños acompañados de sus padres en pos, una vez más, de conquistar el pueblo natal de Hernán Cortés.



A las 10:00 comenzaron los desafíos, iniciándose tan deportiva sucesión de eventos con las carreras infantiles, donde los nuestros cosecharon notables éxitos. Resulta grato comprobar los frutos que esta escuela de atletismo miajadeña sigue dando, inculcando en los más pequeños valores tan importantes como la deportividad y la búsqueda de la superación personal.



A las 10:30 llegó nuestro turno, ubicándonos Juan y yo en la posición más adecuada a nuestra condición física e innatas condiciones para el deporte... cerrando la carrera.

Si se mantiene un número bastante constante de participantes en cada edición, unos 120 corredores, es sin duda porque pese a su estupenda organización y buen ambiente (con master class de zumba incluida este año) todos sabemos lo que nos vamos a encontrar en su recorrido. Es una media maratón exigente, como bien reza en su cartel ...solo para valientes.


Los primeros 6 o 7 kilómetros son bastante sencillos, sirviendo al corredor para tomar contacto y disfrutar, entre otros, del bonito paraje de la charca que, a diferencia del año pasado, íbamos a rodear por completo ante la mirada divertida de los pescadores que allí disfrutaban de su afición.


A partir de entonces lo inevitable llega... atravesado el puente romano nos encaminamos a la primera de las cuatro grandes subidas, la que nos lleva a los aledaños del Restaurante Quinto Cecilio. Me voy parando de cuando en cuando, Juan sin embargo logra realizar todo el ascenso corriendo.







Una vez arriba el perfil será bastante desfavorable durante otro kilómetro más o menos. Tampoco la bajada es un camino de rosas pues, ante tanto desnivel, tibial y peroneo sufren bastante.



En la subida al castillo, allá por el kilómetro 11, asistimos patidifusos a la sencillez con la que, el a la postre vencedor de la carrera, Bruno Paixao, nos adelanta corriendo sin aparentes muestras de sufrimiento en la que era ya su segunda "vuelta".


Los ánimos de los niños del club y de sus padres nos dan renovadas energías para volver a repetir las penalidades pasadas (...quizá los geles también tuvieran algo que ver).

Lo cierto es que en el segundo ascenso al Quinto Cecilio, y pese a que andamos más que la primera vez, logramos abandonar el "farolillo rojo" y ganar unas 4 posiciones.

Ya solo quedaba volver a repetir la subida al castillo, pasando junto al teatro romano, y bajar con cautela por el empedrado hacia la meta, a donde llegamos en un tiempo peor que el de la anterior edición pero mejorando nuestra posición sustancialmente y logrando, esta vez sí, catar la pizza.

Los tiempos fueron los siguientes:

Adolfo. 1:31:42. 5º de su categoría, el podio se quedó cerca.






Alberto. 1:39:06. Un paseo para el míster en su firme camino hacia el grand slam.



Andi. 1:48:21. Estiloso e infatigable, el bueno de Andi soporta cualquier terreno.



Clemente y Alfonso. 2:04:09. Una carrera junto al "panan" es algo más que una carrera, es pura diversión.





Juan y yo. 2:16:21. Pues eso... que aún quedaba pizza XD



La próxima aventura "runneril" el día 17 en Calamonte: Mini Pocito.

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