sábado, 23 de diciembre de 2017

Pocito 2017

Eran mediados de diciembre, día 17 para ser exactos, cuando varios de los miembros del C.A. Miajadas nos desplazaríamos a Calamonte (Adolfo Santos, Juanjo Sánchez, Inocencio Pallero, Antonio Javier Cañamero, Antonio Carmona, Juan Fco. Santos y yo), en la que para algunos iba a ser su primera o segunda experiencia en montaña. ¿Dónde mejor que en el Pocito?



 Aunque este año solo se disputaría la 3ª edición de su versión "mini": de 13 kilómetros y con un desnivel positivo de 372 metros, el ambiente era el propio de un evento de renombre como este, logrando reunir pese a no estar dentro del circuito FEXME alrededor de 150 corredores inscritos.


A las 10:30 se daba la salida justo al lado del pabellón municipal. El principal objetivo era únicamente acumular kilómetros en un perfil idóneo para adquirir fuerza (bueno... y no dejarse los dientes), por lo que completaría la carrera con quien habitualmente comparte conmigo tan modestas metas: Action Juan, Mountain Edition. 


Aunque salimos muy atrás y a ritmos de en torno a 6:00 min./km., esta vez tuvimos una progresión bastante buena y mejoramos algunas posiciones cuando el terreno se volvió un tanto más complicado. 


Pese a tener algún tramo de mediana dificultad, entre las zonas técnicas, los toboganes y la compañía, me resultó un recorrido sumamente ameno (especialmente cuando Juan me mostró su técnica ultrasecreta para el descenso... la del avión).



Desgraciadamente, como ya ocurriera en Torrejoncillo, hubimos de ser testigos de los devastadores efectos sobre la naturaleza de la inconsciencia del hombre en forma de monte quemado.

Pasado el kilómetro 10 el perfil era muy favorable e incrementamos nuestros ritmos sustancialmente, acabando el último kilómetro a unos 5:10 min./km. y con unas sensaciones muy positivas.

Los tiempos fueron los siguientes:

- Adolfo. 1:03:17. La bala botonera atravesó silbando la sierra y alcanzó certero la meta en un muy meritorio noveno puesto de la general.



- Juanjo. 1:04:20. Debutante en este tipo de carreras... ¿quién lo diría al verle subir al podio?









- Ino. 1:16:32. Tras su bestial visita a Canarias, volvía a la penillanura extremeña.














- Anzony. 1:23:35. Un todoterreno al que ninguna disciplina deportiva parece atrangantársele.






- Carmona. 1:25:46. Pese a sus reservas iniciales ante la experiencia trailera, acabó sobradamente.




- Juan y yo. 1:34:50. Dientes en su sitio al final. Las risas antes, durante y después de la carrera lo demuestran.





Y tras los estiramientos compartiríamos como de costumbre un rato ameno entre bromas, batallitas y cervezas hasta el momento en el que la organización (de 10 una vez más),  nos sirvió una exquisita paella que logró algo tan complicado como es callar a un grupo de runners tras una carrera.




Y ahora, como marca la tradición, llegan las Sansilvestres: Villanueva, Don Benito y Almoharín.








viernes, 8 de diciembre de 2017

Back in Yellow






Aunque la idea era vestir "la amarilla" en la Media Maratón de Trujillo del pasado día 12 de noviembre, un gripazo de magnitud 6 en la escala de Richter lo impidió. Así que hubo de ser otro lugar de romanos orígenes el de mi bautismo de fuego.









Se trataba de la "IX Media Maratón Condado de Medellín", a la que la gélida mañana del día 3 de diciembre nos fuimos varios de los adultos del C.A. Miajadas (Adolfo Santos, Alberto Masa, Juan Fco. Santos y yo), algunos tomates (Andi Hamedani, Clemente Franco y Alfonso González), algún independiente ilustre (Roberto Cantero) y un variopinto grupo de niños acompañados de sus padres en pos, una vez más, de conquistar el pueblo natal de Hernán Cortés.



A las 10:00 comenzaron los desafíos, iniciándose tan deportiva sucesión de eventos con las carreras infantiles, donde los nuestros cosecharon notables éxitos. Resulta grato comprobar los frutos que esta escuela de atletismo miajadeña sigue dando, inculcando en los más pequeños valores tan importantes como la deportividad y la búsqueda de la superación personal.



A las 10:30 llegó nuestro turno, ubicándonos Juan y yo en la posición más adecuada a nuestra condición física e innatas condiciones para el deporte... cerrando la carrera.

Si se mantiene un número bastante constante de participantes en cada edición, unos 120 corredores, es sin duda porque pese a su estupenda organización y buen ambiente (con master class de zumba incluida este año) todos sabemos lo que nos vamos a encontrar en su recorrido. Es una media maratón exigente, como bien reza en su cartel ...solo para valientes.


Los primeros 6 o 7 kilómetros son bastante sencillos, sirviendo al corredor para tomar contacto y disfrutar, entre otros, del bonito paraje de la charca que, a diferencia del año pasado, íbamos a rodear por completo ante la mirada divertida de los pescadores que allí disfrutaban de su afición.


A partir de entonces lo inevitable llega... atravesado el puente romano nos encaminamos a la primera de las cuatro grandes subidas, la que nos lleva a los aledaños del Restaurante Quinto Cecilio. Me voy parando de cuando en cuando, Juan sin embargo logra realizar todo el ascenso corriendo.







Una vez arriba el perfil será bastante desfavorable durante otro kilómetro más o menos. Tampoco la bajada es un camino de rosas pues, ante tanto desnivel, tibial y peroneo sufren bastante.



En la subida al castillo, allá por el kilómetro 11, asistimos patidifusos a la sencillez con la que, el a la postre vencedor de la carrera, Bruno Paixao, nos adelanta corriendo sin aparentes muestras de sufrimiento en la que era ya su segunda "vuelta".


Los ánimos de los niños del club y de sus padres nos dan renovadas energías para volver a repetir las penalidades pasadas (...quizá los geles también tuvieran algo que ver).

Lo cierto es que en el segundo ascenso al Quinto Cecilio, y pese a que andamos más que la primera vez, logramos abandonar el "farolillo rojo" y ganar unas 4 posiciones.

Ya solo quedaba volver a repetir la subida al castillo, pasando junto al teatro romano, y bajar con cautela por el empedrado hacia la meta, a donde llegamos en un tiempo peor que el de la anterior edición pero mejorando nuestra posición sustancialmente y logrando, esta vez sí, catar la pizza.

Los tiempos fueron los siguientes:

Adolfo. 1:31:42. 5º de su categoría, el podio se quedó cerca.






Alberto. 1:39:06. Un paseo para el míster en su firme camino hacia el grand slam.



Andi. 1:48:21. Estiloso e infatigable, el bueno de Andi soporta cualquier terreno.



Clemente y Alfonso. 2:04:09. Una carrera junto al "panan" es algo más que una carrera, es pura diversión.





Juan y yo. 2:16:21. Pues eso... que aún quedaba pizza XD



La próxima aventura "runneril" el día 17 en Calamonte: Mini Pocito.