sábado, 14 de octubre de 2017

Corriendo por Yeray

Hasta Mérida nos fuimos el día 8 de octubre varios integrantes del C.A. Miajadas. Entre los adultos estábamos: Andrés Parra, Antonio Javier Cañamero, Inocencio Pañero, Antonio Carmona, Juan Fco. Santos y yo. Pero también estuvieron presentes varios de los niños que conforman el gran valor añadido de este club: su cantera.



A las 10:30 se daba la salida de la carrera de 8 kilómetros desde un lugar tan emblemático a la par que bonito como es el Acueducto de los Milagros.

La mañana estuvo excelente para la práctica del deporte y el circuito se desarrolló por una zona realmente atractiva, recorriendo ambos márgenes del río Guadiana.


En un principio solo Andrés salió más rápido, pero conforme transcurría la carrera también Ino y Anzony iban a destacarse, con lo que sería con Juan y con Antonio con quienes realizaría la totalidad del recorrido hasta acabar cruzando la meta situada en la Plaza de España de la localidad en poco más de 45 minutos.



Además de pasárselo en grande los atletas más jovencitos del club lograron también estar en los primeros puestos de sus respectivas categorías.


En esta ocasión no había objetivo, ni reto personal, ni nada de nada, solo el deseo de disfrutar de una agradable mañana en buena compañía a la vez que se colaboraba con una buena causa. Y es que este evento estaba organizado por la Asociación "Caminando con Yeray" cuyo objetivo es recaudar fondos para ayudar a mejorar la calidad de vida del pequeño Yeray Bayón en su lucha contra los efectos de la parálisis cerebral que le afecta desde su nacimiento.


Y mientras acabo de definir mi próximo gran desafío... parada obligada el día 15 en Don Benito: Media Maratón Virgen de las Cruces.

viernes, 6 de octubre de 2017

La hora del adiós

El 30 de septiembre fue la fecha: la de la despedida, la de dejar de vestir la camiseta del Tomate Running tras 4 años de aventuras con los "tomatitos", tanto con los que todavía lo son como con los que un día lo fueron.

  
La carrera que me iba a servir para homenajear a la "roja" era la décima edición del Trail de los Artesanos (en mi caso, en la distancia Mini de 26,3 kms. y un desnivel positivo de más de 800 metros). Desde Almoharín, Coria y Miajadas salíamos horas antes del alba un buen grupo de tomates y afines: Olegario Renilla, Paco Alcántara, Manuel Zazo, Adolfo Santos, Victor Manuel Rodríguez, Neme Parras, Clemente Franco, Agustín Pulido, José Luis Martín, Santi López, Juan Fco. Santos y yo. Allí nos encontraríamos también con Montse Grande y Fco. José Sánchez que pasaron el fin de semana por aquellos lares, lo que nos hizo sumar suficientes corredores como para obtener una de las paletas con las que se premió a los clubes con mayor número de participantes.



Esta carrera ya me hizo hace 3 años pasarlas canutas en forma de calambres por lo que este año el ritmo sería sensiblemente más conservador, acompañando como viene siendo habitual a Action Juan y a Superlópez.

 
Nada más salir desde la Villa de Portezuelo la serpiente ya nos muestra sus colmillos y comenzamos a subir. Poco más tarde ya estábamos andando y castigando las piernas en la empinada vereda hacia el castillo de esta localidad.


Toca seguir por un duro perfil salteado de cortafuegos. La temperatura acompaña de momento y las bromas se suceden pese a la tristeza de ver los desoladores efectos del mal uso que los insensatos hacen de la llama. También señalar lo mal cortados que están algunos restos de maleza en esa zona y que nos provocaron algún que otro tropezón sin consecuencias.


Pasado el kilómetro 7, en el paraje del Puerto del Aire tomamos un primer avituallamiento, contando con agua, tónico, fruta, chocolatinas y gominolas.

Tras un cresteo rocoso llegamos a la finca de la silleta, la parte más exigente de la carrera. Andando más que corriendo y usando siempre la cabeza, alcanzamos el segundo avituallamiento en la bajada, sobre el kilómetro 9.

De ahí, tras una parte de bajada pronunciada que va sobrecargando nuestros tibiales y peroneos, y practicar el salto de tarzán, liana incluida, nos adentramos en una de las partes más bellas y umbrosas del circuito: el pinar de Pedroso, donde alrededor del p.k. 13,5 se sitúa el tercero de los avituallamientos, antes del cual tomo un gel para tratar de paliar los efectos negativos del sobreesfuerzo. De momento nos la prometemos muy felices, ya que todo lo que queda es descender con alguna subida suave hasta la meta.


Sin embargo, atravesada la localidad de Pedroso de Acim, donde se ubica el cuarto avituallamiento (p.k. 15,5 aprox.) el entorno adehesado empieza a ser más árido y el calor va menguando nuestras fuerzas.

Pasamos seguidamente por la presa de Torrejoncillo todavía en buenas condiciones y en el kilómetro 21, en las casas de Trabacuartos, tomamos el último avituallamiento. Las piernas empiezan a pesarme.

Poco más adelante llegamos a una ermita donde nos refrescamos a conciencia con la manguera que había preparado a tal efecto la organización.

Comienza aquí mi declive, que en el kilómetro 24 ya es innegable. Los calambres aparecen y el fantasma de Barcelona invade mi mente.  Aunque en ocasiones corro animado por mis compañeros de fatigas, prefiero no abusar y andar todo lo posible.


Sin embargo, pasado el 25 me siento mareado y tengo que sentarme a descansar, a mi juicio se trata de un golpe de calor. A priori pienso en retirarme, por lo que Juan y López tras asegurarse de que estaré bien siguen hacia meta.


Parecía que mi carrera había acabado otra vez a tiro de piedra de la meta... pero no. Tras un minuto, o puede que dos, me levanto dispuesto a acabar lo empezado.

Uno de los voluntarios de Protección Civil me convence a base de sentido de común de que lo mejor será esperar a la ambulancia para que me examinen previamente.

Los chicos de la Cruz Roja comprueban que tengo la tensión un tanto baja y deciden suministrarme algo de suero para que recupere las fuerzas... Y vaya si lo consiguieron, tras unos 20 minutos en la ambulancia salgo como un toro corriendo incluso durante bastantes metros en el ascenso final a meta.

Los tiempos fueron los siguientes:

Cross (14 K)


Montse. 1:20:22. Otro podio de la torrejoncillana del Tomate Running en su pueblo. 1ª de su categoría.



Mini (26 K)

Adolfo. 2:39:47. La bala botonera pasó por este trail rozando otro podio.


Victor. 2:45:02. Un todoterreno al que la montaña se le da especialmente bien.


Neme. 3:01:01. Cuarto de su categoría. ¡Gran carrera!


Clemente. 3:13:45. Continúa en una asombrosa progresión.


Puli. 3:22:56. Uno de los mayores expertos de este club en las carreras de montaña.




Kiki. 3:30:54. El mustang sigue a tope.







José Luis. 3:51:49. El elevado número de entrenamientos en montaña realizado le ha llevado a estar en un muy buen nivel. 

















López y Juan. 4:24:26. Realizando una carrera inteligente que les permitió llegar con garantías al final.





















Yo. 5:10:06. Pese a mi contratiempo logré entrar dentro de tiempo. Aunque fuese cerrando la carrera.


Ultra (45 K)






Ole. 6:08:10. El señor de las altas cumbres sigue siendo el mayor dominador de entre los rojos en este tipo de competición.



Zazo. 6:40:03. Pese a sus castigadas rodillas se mantiene en plena forma.















Paco. 7:14:11. El tercero de los nuestros que se atrevió con esta bestialidad





Carrera dura y muy bien organizada en la que nada se deja al azar, bien balizada y con un buen número de voluntarios. Quizá, dadas las temperaturas de más de 30 grados, el número de avituallamientos fue un poco justo, pero teniendo en cuenta que era carrera FEXME y se expresaba claramente en el reglamento la recomendación de autosuficiencia en materia de agua, nada puede objetarse al respecto.

Por último dar las gracias a los chicos de la Cruz Roja por su eficacia, a mis compañeros y ante todo amigos Juan y Santi por su paciencia ante las circunstancias y a mis excompañeros de club por todo lo vivido juntos.

A partir de ahora vestiré los colores del Club de Atletismo Miajadas, debutando como "zángano" el próximo 8 de octubre en la carrera "Héroes sin capa" de Mérida.