lunes, 4 de mayo de 2015

Fin de ciclo

Y por fin, tras algo más de 22 meses desde mi debut en el mundo de las carreras populares, llegó la hora de afrontar la distancia de Filípides. Para ello no puedo imaginar mejor escenario que la Madrid Rock'n'Roll Marathon Series.


Eran las ocho de la mañana del sábado 25 de abril cuando el grueso de la expedición nos congregábamos en la Estrella para iniciar el viaje: Juan Mayoral y su esposa Juani, Neme Parras (acompañado también de su esposa e hija), Paco Alcántara, Sergio Redondo, Juan Fco. Santos, Rocío Fuentes y yo.


Llegados a la capital nos dirigimos al Pabellón de Cristal en la Casa de Campo para retirar los dorsales y disfrutar un ratito de la Feria del Corredor. Este año, sin embargo, el acceso fue más complicado que el pasado y tuvimos que guardar cola durante alrededor de hora y media hasta entrar. Según comunicado oficial de la organización fue debido a la empresa encargada de la seguridad, aunque también hay bastantes corredores indignados que apuntan a una pura  y simple estrategia comercial.


























Una vez dentro del recinto, la cosa cambia y en pocos minutos hemos recogido tanto los dorsales como la bolsa del corredor, con pocas variaciones respecto a la pasada edición.
























Tiempo de fotos, de probarte esas zapas que buscas, de hacerte un estudio de pisada o de comprar algún recuerdo del evento.




Ahora toca dejar los equipajes en los apartamentos antes de salir a comer. Un 10 para Paco en su labor logística de búsqueda de apartamento, logrando una relación calidad-precio inmejorable.

Tras comer, pasear por Madrid y encontrarnos con Juando, Alberto, Juancho y sus respectivas parejas en torno al Trono de Hierro, vuelta al apartamento a relajarse un poco y a cenar. 














Nos retiramos prontito a descansar (aunque a la mayoría el sueño se nos resistió).





Llegó el día D... 26 de abril. Vamos reuniéndonos todos los tomatitos que participaremos en las distintas distancias: Alberto Masa en 10 k, Juan y Rocío en media maratón, Juando, Neme, Caña, Paco y yo en la maratón.



Es Loli, la mujer de Juando, la encargada de guiarnos a través de las vías subterráneas de Madrid hasta llevarnos justo ante la salida de las pruebas, al lado mismo de la diosa Cibeles. Tras encontrarnos con Maricruz y el debut televisivo de Rocío (que, con cara de circunstancias eso sí, atendió amablemente a la periodista de Antena 3), nos vamos posicionando (chubasquero incluido) para la salida que, para las distancias largas, se producirá  a las 9:00 (no así para los 10k, cuya salida ya se había dado hacía media hora).





Más de 30.000 corredores, miles de historias, miles de motivos, miles de formas de correr, un mismo objetivo... Cruzar la meta



















Nada más salir me encuentro cerca de mis compañeros Paco, Juando y Neme con quienes seguiré un par de kilómetros, pero cuando veo que vamos rodando por debajo de 5:40 km/min. decido quedarme por detrás y hacer mi carrera en solitario, si es que eso se puede decir en una cita deportiva tan populosa como ésta.


Avanzamos todavía muy juntos por el Paseo de la Castellana en dirección a las emblemáticas Torres Kio (Puerta de Europa), envueltas en su cúspide por una bruma que las otorgaba este día un aspecto cuasimágico, y dejando a derecha Chamartín. 







Llegado el primer avituallamiento sobre el km. 5 las piernas comienzan a ir soltándose y en el 9 tomo mi primer gel, poco a poco durante varios minutos, con la idea de beber abundante agua en el segundo avituallamiento. 


Es en este tramo donde veo como algunos cometen la peor de las bajezas que un deportista puede cometer... hacer trampas. En este caso en forma de recortar unos 2 kilómetros. No entiendo la satisfacción de contar a los amigos qué hice tal o cuál tiempo a sabiendas de que es una burda mentira... Pero en fin, con miserables te encuentras en todos los ámbitos de la vida.

Llegado el km. 13, poco después de disfrutar de la música de una de las varias bandas de rock que amenizó nuestra gesta en diversos puntos del recorrido, y con la separación de los corredores de la media distancia siento mi primer golpe de emoción al tomar conciencia de dónde estoy, de lo grande que es correr una maratón. También contribuye a generar esta euforia la sensación de hermanamiento que supone el recibir ánimos de otros corredores, en este caso esos ánimos, que se agradecen y mucho, provinieron de Jaime Carcedo de Navalmaratón.  Un subidón, en resumen, que me empuja hacia adelante y me ayuda a llegar al tercer avituallamiento en el que acompaño el agua con Powerade.

Calado ya hasta los huesos, atravieso Callao, Preciados y Sol alcanzando la media maratón en Ferraz, en algo más de 2 horas , y donde tomo el segundo de mis geles mientras sigo coleccionando anécdotas. Me llama la atención, por ejemplo, la multitud de nacionalidades presentes en el evento, desde brasileños hasta franceses, pasando por escoceses, daneses, finlandeses, italianos, etc.

A partir de ahora comienzo a temer que los calambres puedan dejarme fuera de carrera por lo que, aunque los subidones al participar en algo tan impresionante son frecuentes, trato de conservar mis ritmos y no bajar de 5:30. Muchos de los corredores con los que me encuentro anuncian sus motivos para intentar la gesta... Dedicárselo a sus hijos, a alguien querido que ha fallecido o simplemente un "I run because I really really really really like cake".

Poco a poco siguen cayendo los kilómetros acompañados de chubascos. Pese a ésto el ambiente de Madrid no decae y es mucha la gente que se está empapando por darnos ánimos, entre ellos un señor con un cartel que rezaba: "Corre Rajoy que Bárcenas y Rato te persiguen hoy"... ¡Grandes los madrileños!

Llegado al 25, 5º avituallamiento, y recordando lo hablado con Alberto Masa en el entrenamiento del domingo anterior, no descuento kilómetros sino avituallamientos. Ya sólo quedan 3 y vamos para la Casa de Campo.

Kilómetro 30, entramos en terreno desconocido y me tomo el tercer y último gel. Al paso por el Manzanares, dejando a la derecha el estadio Vicente Calderón, llega el 32, el muro, el descuento de 10 kms. y, bien sea por calambres o por un bajonazo mental, son ya muchos los que se echan a andar o se paran por completo... quizás algunos de ellos no llegasen a la meta, pero eso no empaña el mérito que conlleva el mero hecho de acometer tan grande empresa.


Las piernas pesan, aunque menos de lo esperado, los ritmos se reducen sustancialmente a partir del 35. Bajando rara vez ya de 5:50.

Estos últimos 7 kilómetros se alargan muchísimo. La meta está tan cerca y tan lejos a la vez.

Cada kilómetro que me mantengo al trote es una pequeña victoria. De hecho, sólo me echo a andar unos 400 metros en uno de los constantes ascensos sobre el km. 38 y me paro un momento para beber en el octavo y último avituallamiento.

Tras la subida de la calle Goya llego al 40 y la emoción me embarga, estoy a un paseo de la meta... Todavía al recordarlo se me eriza el vello.

Sensaciones contradictorias me abruman durante estos interminables últimos 2 kilómeros. A veces siento que estoy sufriendo uno de los peores momentos de mi vida, otras siento la emoción de realizar una proeza.

Los cielos se abren cuando, sobre el kilómetro 41 y medio, entramos en el Retiro y bajo una copiosa lluvia, que dotó la llegada de una tremenda épica, cruzo, mucho más deprisa de lo que creía posible, los varios arcos publicitarios y finalmente la meta con una explosión de rabia y casi con lágrimas en los ojos.


Objetivo logrado: Ya soy un Finisher. He logrado algo que, hasta hace poco tiempo, nunca había creído que fuese posible y lo he hecho además con unas sensaciones bastante buenas. Sin duda, se ha dado mejor de lo que esperaba.


Tras ésto, me encontré bastante desorientado. Mis compañeros no pudieron recibirme porque no existía una zona cubierta habilitada para ello. Una lástima ver como la organización no consideró oportuno, pese a la certeza de que llovería, el instalar una carpa en la llegada para que todos aquellos que ya estábamos bien calados tras más de 4 horas corriendo bajo la lluvia pudiésemos cambiarnos agusto.

El no llevar el móvil encima me costó estar deambulando por el Retiro algo más de una hora hasta que Juan Mayoral, Neme y Paco me rescataron en una cervecería de los aledaños... XD XD XD

Los tiempos fueron los siguientes:

10k


Alberto Masa. 0:42:39. Si tenemos en cuenta que sólo la hizo como preparación para el Wings for Life, la marca es aún más asombrosa.


Media Maratón.


Juan y Rocío. 2:11:18. 2ª media de Rocío. Valorando el perfil de la carrera y las condiciones climatológicas pueden estar verdaderamente orgullosos de su logro.


Maratón.

Sergio. 2:57:42. Pese a la dureza de la prueba, consiguió bajar una vez más de las 3 horas.

Caña. 3:44:16. No logró su objetivo inicial pero el tiempazo es sencillamente para enmarcarlo.

Juando, Paco y Neme. 3:54:16. Estupendo debut de Juando.

Yo. 4:10:12. Acabé mucho mejor de lo que esperaba.




Agradecer especialmente a Juan Mayoral, Juani y Ana su compañía, su ayuda y su paciencia y a todos los desconocidos que me echaron un cable durante mi odisea postmaratoniana.

Ahora toca descansar y la verdad es que no tengo muy claro cuál será mi próxima carrera... ¿la III Carrera La Dehesa extremeña el 17 de mayo en Navalmoral tal vez? ¿o la II Media Maratón de Valdefuentes una semana antes?





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